La Mamá África de Centroamérica

Por Noelia Esquivel Solano, con la reportería de Ronny Rojas, Estevan Muniz, José Guarnizo*

A Ana Yansy López la acusan de ser una ficha del juego internacional del tráfico de migrantes. Ella, en cambio, se ve como su protectora y dice que nadie puede decir que les pidió miles de dólares.

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Ana Yansy López Martínez, de 48 años vive en La Cruz, Costa Rica los migrantes y coyotes la llaman “Mamá África”. Fotografía: César Arroyo / La Voz de Guanacaste

Un martes de enero de 2018, unas personas se bajaron de una Mitsubishi blanca y entraron a una casa cerca de la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, del lado costarricense. Un rato después salió una pareja y se fue en el mismo vehículo. La policía de migración de Costa Rica que los espiaba en ese momento sospechó que quienes no salieron habían cruzado ilegalmente por el patio de esa casa hacia Nicaragua.

Nueve días antes de que empezaran a vigilar a los sospechosos, la Fiscalía costarricense había empezado a investigar a una red de tráfico de migrantes, luego de recibir información confidencial de que los traficantes le pagaban US$35 a oficiales para que les filtraran información. Los sobornados les decían a los criminales a dónde estaban los policías de guardia; o les dejaban pasar a “sus” migrantes; o les informaban cuándo y por cuáles rutas transportar a los migrantes por territorio costarricense sin ser detectados por las autoridades.

La mujer que salió de la casa fronteriza ese martes era Ana Yansy López Martínez, una nicaragüense de 48 años que vive en La Cruz, Costa Rica y a quien migrantes y coyotes llaman “Mamá África”. El hombre con el que salió es su esposo Adnan Abdul Wahab, originario de Ghana, en África, a quien conocían en la zona como ‘Mohamed’.

Dos años antes, en 2016, las autoridades costarricenses ya habían allanado esa casa, por otra investigación del delito de tráfico ilícito de migrantes. Muchas familias en la zona cobran por dejar que las personas crucen por los patios de sus casas hacia Nicaragua y viceversa, y así terminan involucrándose en el negocio ilícito de las redes de tráfico. (Ver historia Senderos clandestinos).

A partir de enero del 2018 y durante año y medio, las autoridades policiales de Costa Rica, junto con las de Panamá, le siguieron el rastro a ‘Mamá África’ y a otros traficantes. Aseguran que la misma red a la que pertenece López movió a unos 249 migrantes de África, Asia, Cuba y Haití que buscaban llegar a Estados Unidos y para hacerlo atravesaban Panamá, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México.

La investigación concluyó con operativos simultáneos en ambos países y la detención de 47 personas el 30 de julio del 2019, entre ellas, López Martínez y dos de sus cuatro hijos: Indiana y Benjamín Jarquín López (otro hijo, Bayron, había sido juzgado la justicia de Nicaragua y de Costa Rica previamente por los mismos delitos). En la casa donde vive la familia López, la policía encontró US$11.000 en efectivo y varios pasaportes.

Ella no es la única “Mamá África” de América Latina ligada a redes de tráfico de migrantes extra-regionales. Esta alianza transnacional en la que participan La Voz de Guanacaste y con CLIP y otros 16 medios periodísticos realizaron Migrantes de Otro Mundo, descubrió que, en Colombia, por ejemplo, las autoridades procesaron a otra señora habitante de la frontera con Panamá que servía de enlace local a los migrantes, y a la que ellos llamaban por el mismo apodo. Así mismo, en Tapachula, México, cerca a la estación de migrantes, otra Mamá África repartes almuerzos a migrantes y en su cartelera, todos dejan mensajes con recomendaciones para los que vienen. Nadie ha acusado a esta Mamá África guatemalteca de estar cometiendo ningún delito ¿Casualidad? ¿Costumbre?

Algunas fuentes policiales aseguraron que es un nombre fácil de recordar en cualquier idioma para que, en algunos casos, los viajeros encuentren rápidamente un contacto local de la red internacional que se encargó de sus viajes.

Varios migrantes entrevistados en Estados Unidos aseguraron que López Martínez había coordinado su alojamiento y el tramo de su viaje por Centroamérica y México. Así consta en una investigación de la Policía Federal de Brasil y del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés).

La Voz de Guanacaste entrevistó en febrero pasado a López Martínez, ‘Mamá África’, en su casa en la provincia de Guanacaste, a veinte kilómetros del puesto fronterizo entre Costa Rica de Nicaragua y a solo dos de un centro de atención humanitaria en el que el gobierno atiende a los migrantes de 2016.

Permanece ahí encerrada con una tobillera electrónica en el pie izquierdo, a la espera de su juicio. Dice que le dejaron la casa por cárcel mientras no haya sentencia y que el juez se lo permitió para que pudiera cuidar a su hija Wendy, cuadripléjica en una cama desde hace 12 años.

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López Martínez, ‘Mamá África’, en su casa en la provincia de Guanacaste. Fotografía: César Arroyo / La Voz de Guanacaste

¿Delincuente o benefactora?

“Yo les instruía”, dice sentada en una silla en la sala, desde donde puede ver la Mitsubishi blanca estacionada en la calle. “Ellos venían (y me preguntaban) ‘mamá qué hacemos’. Y yo les decía ‘miren váyanse a donde los del ejército [de Nicaragua] y pidan ayuda’”.

Ya conocíamos su casa. Había salido en las noticias cuando la policía de migración la allanó y encontró una pila de colchones en su patio trasero. El allanamiento de ese día fue transmitido y reportado por varios medios de comunicación costarricenses e incluso internacionales porque la directora de Migración de Costa Rica, Raquel Vargas, calificó este operativo como uno de los más grandes en el país en la persecución del delito de tráfico ilegal de migrantes.

López niega que alguna vez ella haya ocultado a migrantes en su casa. No lo hubiera permitido, dice, pues vive con sus dos hijas y sus nietas menores de edad. Explica que ella dejaba que los viajeros prepararan su comida en la cocina de su casa durante el día porque no les gustaba la que les daban en el centro de atención humanitaria.

“Las operaciones más importantes de estas organizaciones están cercanas a los Catem [Centro de Atención Temporal para Migrantes ] y es porque saben que es donde está el flujo migratorio”, explica el subjefe de la policía migratoria, Alonso Soto y sostiene que así era como trabajaba ‘Mamá África’.

López disiente y afirma que una suma de factores fueron los que la hicieron ver como delincuente. Por ejemplo, celebró fiestas con africanos, familiares y amigos de su esposo. Incluso grabó videos de su convivencia con ellos, y que lamenta no poder rememorarlos ni mostrarlos porque la policía le decomisó sus teléfonos.

En una de esas fiestas, cuenta, la nombraron “Mamá África”. “Entre todos ellos [familiares y amigos de su esposo] dijeron ‘ah, ahora somos como tus hijos, tú eres nuestra madre’”, relata.

Por eso creyeron que ella era traficante, insiste López, porque era amable con los amigos y familiares de su esposo, que era africano. También porque su hijo mayor, Bayron, tenía antecedentes por el delito de tráfico ilícito de migrantes.

“Bayron estuvo en la cárcel [de Liberia, en Costa Rica] porque andaba con un señor que llevaba unos nicaragüenses [a Nicaragua y viceversa]. Los cruzaba, los llevaba por unos naranjales y lo agarraron. Estaba chiquito Bayron, apenas tenía unos 16, 17 años”, dice, y explica que eso fue hace unos diez años.

Su segunda detención ocurrió a finales del 2017, cuando Bayron tenía 27.

Un informe de la policía nicaragüense dice que en septiembre del 2017, Bayron y dos personas más trasladaban en dos carros a un grupo de 13 migrantes africanos por el departamento de Rivas, limítrofe con Costa Rica.

La policía y el ejército realizaron un retén en el lugar, pero Bayron y los otros coyotes no se detuvieron, lo cual provocó una persecución e intercambio de balas. Un africano de 23 años murió en ese momento. La policía capturó a los coyotes y aseguró que López era cómplice de ellos. La catalogaban como “prófuga con residencia en Costa Rica”.

López niega haber estado ese día con su hijo o involucrada en el tráfico ilícito de migrantes.

En Nicaragua, Bayron fue condenado en primera instancia a 23 años de cárcel: nueve por homicidio frustrado, ocho por tráfico de migrantes y seis por crimen organizado. Cuando López fue detenida por la policía costarricense en julio del año pasado, su hijo continuaba pagando condena en una cárcel del país vecino.

Sin embargo, un medio nicaraguense reportó que dos años después dos defensores públicos solicitaron a los magistrados de Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM) revertir la sentencia porque el caso “exigía duda razonable”.

Según la publicación, una de las defensoras fue Amy Rayo quien dijo que “en ningún momento la Fiscalía ha demostrado la existencia del delito de crimen organizado porque no existe ninguna prueba que demuestre que ellos [Bayron y los otros dos sospechosos] hayan cometido varios delitos en distribución de funciones bajo la jerarquía de un jefe para atribuirle el delito de crimen organizado”.

No hay un reporte público ni en medios locales nicaragüenses sobre lo que ocurrió después de la solicitud de los defensores al TAM, pero Ana Yansy López asegura que la resolución fue favorable para su hijo y que después de esa apelación lo dejaron en libertad. Según ella, Bayron enderezó su vida y hoy vive en La Cruz, Costa Rica, y se dedica a vender limones y cuajada.

La investigación policial en contra de ‘Mamá África’ muestra evidencia de que sus otros hijos, Indiana y Benjamín, detenidos en el operativo policial del 30 de julio, habían ayudado a trasladar a migrantes a casas de alojamiento, los habían llevado a la costa o a las montañas para que cruzaran la frontera por mar o por tierra hacia Nicaragua. Sin embargo, el Juzgado Penal de Costa Rica los dejó en libertad mientras avanza el proceso judicial.

La policía y la fiscalía costarricenses acumularon un grueso expediente contra López. Dicen tener las pruebas de que ella y sus cómplices coordinaban el traslado y el hospedaje de personas, incluso desde que estaban en territorio panameño, pues tenían contactos en la frontera entre Costa Rica y Panamá. A cada migrante le cobraban entre US$300 y US$1.600 para llevarlos hacia el norte y los cruzaban tanto por tierra como por mar.

La policía asegura que llevaron migrantes en lancha por el Pacífico, usualmente entre 8 y 9 de la noche, con un colaborador, al parecer nicaragüense, al que le decían “Alejandro, el lanchero”. En la investigación hay interceptaciones telefónicas en las cuáles se coordinan estos movimientos.

Las autoridades tienen a López como sospechosa de otros casos relacionados con el paso de los migrantes por la región. En 2017, murieron un niño congolés de 4 años llamado Samuel Bienga Fernand, que viajaba con un hombre de identidad desconocida, cuando estaban siendo trasladados por coyotes por esa misma ruta, manejada por López y sus cómplices, de Costa Rica a Nicaragua por mar.

En esa ocasión, la policía de guardacostas de Costa Rica, que interceptó las dos lanchas en las que viajaban los dos migrantes muertos, con otros 29 sobrevivientes y dos coyotes, dijo que los traficantes huyeron del lugar.

López tiene otra versión de los hechos. Ella dice que sí conoció a la familia del niño Samuel –su mamá embarazada, su papá y dos hermanitos, una niña de 9 años y un niños de 4— pero que ella no tuvo nada que ver con llevarlos por la costa hacia Nicaragua.

“Aquí vino una vez una africana con su esposo”, cuenta López. “Tenía tres niños y ellos iban a viajar y se fueron a la parte de Puerto Soley [una playa de Costa Rica cerca de la frontera con Nicaragua] (…) estaban montados en una lanchita y les dispararon. Yo le dije ‘¿quién crees que te disparó?”.

López dice que la congolesa le respondió: “Yo solo vi gente que nos puso un foco grande, tenían armas y la que gritó era mujer”. La Mamá África dice que “hasta le dio escalofríos”. “Yo le dije ‘quédese calladita porque su niño murió y nadie lo va a levantar’”. Que después le dijo a su esposo Mohamed, que había que darle comida a esa familia a ver cómo podían ayudarlos. Y después, dice López, la familia siguió su camino.

Según las conversaciones que escuchó la policía durante todo el tiempo que interceptó su teléfono, Ana Yansy López coordinaba con migrantes aún cuando éstos ya iban cruzando Honduras y México. Incluso, a un migrante haitiano de apellido Parison le recomendó que se cuidara en México porque ahí había “mucha mafia” y que, preferiblemente, no anduviera dinero en efectivo.

A otros les pedía videos en los que le relataran sobre su viaje y dónde y cómo se encontraban.

“Ellos [López y su red] piden un video a los migrantes cuando ya van de camino, el cual, se presume, piden para ir demostrándoles a los familiares de los traficados que van bien y que han estado llegando a los países según lo acordado”, relata el expediente investigativo de la fiscalía y la policía.

Los investigadores del caso verificaron con autoridades estadounidenses que varios de los migrantes a los que López y su red trasladaron, en efecto llegaron a su destino y varios de ellos están hoy esperando resolver su situación migratoria en los centros de detención.

“Uno no les cobraba miles y miles”

‘Mamá África’ contradice la interpretación judicial de sus conversaciones. Asegura que tanto ella como su esposo “Mohamed” siempre quisieron ayudarles a los migrantes. Él también fue investigado y acusado por la policía costarricense, pero al momento de los operativos simultáneos ya había partido hacia Estados Unidos. Según López, él está detenido en ese país.

“Yo le dije ‘yo no quiero atrasarte tu sueño americano’”, dice López que le dijo y entonces, él se fue.

López dice que conoció a su esposo porque un conocido brasileño se lo presentó por Facebook, pues entonces ‘Mohamed’ (cuyo nombre real es Adnan) vivía en Brasil. Nos cuenta además que “Mohamed” trabajaba allá en una compañía de redes, sin poder explicar muy bien de qué trataba el oficio que hacía.

“Al que conocí fue a uno que sigue en Brasil, creo que era el patrón de él”, dice López “Entonces él me dijo que su amigo [‘Mohamed’] venía para acá, y yo le dije: yo quiero conocer a su amigo y ya después empezamos a hablar”.

Una investigación de esta alianza periodística, sobre cómo traficantes transportan a miles de africanos y asiáticos anualmente por el continente americano, encontró que Brasil es el país que concentra los liderazgos de las redes criminales.

-¿A usted le dieron dinero?, le preguntamos a ‘Mamá África’.

-¿Sabe qué? Más bien a esa gente les regalé. Cuando yo tenía les regalaba. Más al africano. Esa gente venía muy limitada de platita, muy limitadísima (...) Por eso yo digo, ¿por qué sacan eso que uno les cobraba miles y miles? (...) Si venía aquel y me decía: ‘mama, mirá te voy a regalar’”, dice enérgica.

“‘Gracias, me regalaste US$20, me sirve para algo’”, les respondía ella, y explicaba que no les cobraba por darles información. Sólo lo que ellos quisieran darle. “Si uno puede tener acceso a ayudar, ayuda”, insiste.

Admite que un oficial del ejército de Nicaragua, amigo suyo, les ha colaborado a migrantes muy cercanos a ella (recuerda a dos que eran como sus hijos) para guiarlos cruzando la zona montañosa que divide a Costa Rica de ese país. Y asegura que su amigo, el militar, le decía que no podía llevar a los migrantes por el puesto de migración porque “migración tenía orden de no saber nada de esta gente”, y que entonces ella le recomendaba que él los llevara a Nicaragua y velara porque no les fuera a pasar nada “a sus hijos”.

“Él me decía ‘nosotros nos conformamos con una cajita de cigarro, eso sí, que paguen (...) yo no me voy a lucrar, pero por lo menos me regalan algo”, relata y agrega que en ocasiones le daban US$10 al militar. “Ahora les sale más caro, explica López, refiriéndose a los US$150 que desde el 2018 (según su relato y el de otros vecinos fronterizos) el gobierno de Nicaragua cobra a cada persona por dejar pasar a los migrantes legalmente por su territorio.

El gobierno de Nicaragua no respondió a las consultas que el medio de esta alianza periodística, La Voz de Guanacaste, les hizo sobre ese salvoconducto.

López insiste en que los pasaportes que la policía encontró en su casa pertenecen a amigos y familiares de ‘Mohamed’, y que los dejaban ahí porque los iban a perder en el camino. Según ella, los US$11.000 en efectivo que le decomisaron en el operativo de finales de julio son de un vehículo que había vendido recientemente.

También se sacude de los juicios que le hacen los vecinos de que está ligada al narcotráfico. Eso lo dicen, explica ella, porque se construyó una casa justo cuando ‘Mohamed’ se vino de Brasil. Pero dice que la consiguió por su trabajo de vendedora de ropa, zapatos y comida.

Le preocupa que el grillete que tiene, desde hace nueve meses, la ata a su casa y le pone limitaciones para continuar vendiendo y ganarse el sustento para ella y su hija con discapacidad.

“Ellos dicen que yo estuve hablando por teléfono, porque todo lo tenían intervenido”, dice López casi finalizando la entrevista. “En el momento que ellos aceptaron ponerme esto [la tobillera electrónica] es porque hay una tela de duda. No hay muchas pruebas contundentes. No hay personas [migrantes] que vengan a decir que me entregaron miles de dólares”, dice.

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López Martínez, ‘Mamá África’ lleva una tobillera electrónica en el pie izquierdo, a la espera de su juicio en su casa en la provincia de Guanacaste. Fotografía: César Arroyo / La Voz de Guanacaste

Quizás sea cierto, que como ella dice, la ‘Mamá África´ que vive en Costa Rica no se ha hecho millonaria con el tráfico de migrantes, y quizás hasta les ha hecho favores gratis a los migrantes africanos. La evidencia que recabó la fiscalía, sin embargo, apunta a que sacó provecho económico de personas especialmente vulnerables, porque ni hablan el idioma local, y vienen pagando caro el derecho de paso todo el viaje.

Falta ver qué decide la justicia, pero aún si la llegara a condenar como ficha local de una cadena internacional de tráfico de migrantes, aún queda la pregunta, si cuando las autoridades desvertebran las cadenas criminales, los eslabones más débiles no terminan siendo con frecuencia los que caen.

***

*Migrantes de Otro Mundo es una investigación conjunta transfronteriza realizada por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), Occrp, Animal Político (México) y los medios regionales mexicanos Chiapas Paralelo y Voz Alterna de la Red Periodistas de a Pie; Univision Noticias (Estados Unidos), Revista Factum (El Salvador); La Voz de Guanacaste (Costa Rica); Profissão Réporter de TV Globo (Brasil); La Prensa (Panamá); Semana (Colombia); El Universo (Ecuador); Efecto Cocuyo (Venezuela); y Anfibia/Cosecha Roja (Argentina), Bellingcat (Reino Unido), The Confluence Media (India), Record Nepal (Nepal), The Museba Project (Camerún). Nos dieron apoyo especial para este proyecto: La Fundación Avina y la Seattle International Foundation.

Mama Africa of Central America

By Noelia Esquivel Solano, with the reporting of Ronny Rojas, Estevan Muniz, José Guarnizo *

Ana Yansy López is accused of being a piece in the game of international migrants smuggling. Instead, she sees herself as her protector and affirms that no one can say she asked them for thousands of dollars.

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Ana Yansy López Martínez, 48, lives in La Cruz, Costa Rica. Migrants and coyotes call her "Mama Africa". Photography: César Arroyo / La Voz de Guanacaste

On a Tuesday in January 2018, some people got out of a white Mitsubishi and entered a house near the border between Costa Rica and Nicaragua, on the Costa Rican side. After a while, a couple came out and left in the same vehicle. The Costa Rican immigration police, who were spying on them at the time, suspected that those who didn’t leave had illegally crossed through the patio of that house towards Nicaragua.

Nine days before, they started monitoring the suspects as the Costa Rican Prosecutor's Office had begun investigating a migrant smuggling network, after receiving confidential information that the traffickers were paying officers $35 to leak information. The bribed officials told the criminals where the on-duty police officers were. Also, they let “their” migrants through or they informed the human smugglers when and by what routes to transport migrants through Costa Rican territory without being detected by the authorities.

The woman who left the border house that Tuesday was Ana Yansy López Martínez, a 48-year-old Nicaraguan who lives in La Cruz, Costa Rica and whom migrants and coyotes call "Mama Africa." The man who accompanied her was her husband Adnan Abdul Wahab, originally from Ghana, in Africa, whom they knew in the area as 'Mohamed'.

Two years earlier, in 2016, the Costa Rican authorities had already raided that house, due to another investigation for the crime of migrants smuggling. Many families in the area charge to allow people to cross through the patios of their homes to Nicaragua and vice versa. That’s how those families end up getting involved in the illicit business of trafficking networks. (See story Clandestine Trails).

Starting in January 2018, and for a year and a half, the police authorities of Costa Rica, along with those of Panama, followed the trail of ‘Mama Africa’ and other traffickers. They assure that the same network to which López belonged moved around 249 migrants from Africa, Asia, Cuba and Haiti who were seeking to reach the United States. To do so, she coordinated their trips through Panama, Nicaragua, Honduras, Guatemala and Mexico.

The investigation concluded with simultaneous operations in both countries and the arrest of 47 people on July 30, 2019, including López Martínez and two of her four children: Indiana and Benjamín Jarquín López. Another son, Bayron, had been tried by the justice of Nicaragua and Costa Rica previously for the same crimes. In the house where the López family lives, the police found $11,000 in cash and several passports.

She is not the only "Mama Africa" ​​in Latin America linked to extra-regional migrant smuggling networks. This cross-border alliance in which The Voice of Guanacaste participated with CLIP and 16 other journalistic media, discovered that, in Colombia, for example, the authorities prosecuted another lady from the border with Panama who served as a liaison for local migrants, and whom they called by the same nickname. Likewise, in Tapachula, Mexico, near the migrant station, another Mama Africa distributes lunches to migrants and on her billboard, all leave messages with recommendations for those who come. No one has accused this Guatemalan Mama Africa of committing any crime. Coincidence? Habit? We tell this and other stories in Migrants From Another Word.

Some police sources assured that it is an easy name to remember in any language so that, in some cases, travelers can quickly find a local contact from the international network that was in charge of their trips.

Several migrants interviewed in the United States assured that López Martínez had coordinated their accommodation and the leg of their trip through Central America and Mexico. This is stated in an investigation by the Brazilian Federal Police and the United States Immigration and Customs Enforcement Service (ICE).

The Voice of Guanacaste interviewed López Martínez, 'Mamá Africa', last February at her home in the Guanacaste province, twenty kilometers from the border post between Costa Rica and Nicaragua, and only two from a humanitarian care center where the government serves migrants from 2016.

She remains locked up there with an electronic anklet on her left foot, awaiting her trial. She says that she is under house arrest while there is no sentence and that the judge allowed her so that she could take care of her daughter Wendy, a quadriplegic in a bed for 12 years.

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López Martínez, ‘Mamá África’, at his house in the province of Guanacaste. Photography: César Arroyo / La Voz de Guanacaste

Criminal or benefactor?

"I was instructing them," she says, sitting in a chair in the living room, from where she can see the white Mitsubishi parked on the street. "They would come (and ask me) 'Mama, what do we do?' And I told them ‘look, go to the army [Nicaraguan] and ask for help.’ ”

We already knew López's house. It had been on the news when the immigration police raided her and found a pile of mattresses in her backyard. The raid that day was broadcast and reported by various Costa Rican and even international media because the director of Migration of Costa Rica, Raquel Vargas, described this operation as one of the largest in the country in the prosecution of the crime of illegal trafficking of migrants.

López denies that she has ever hidden migrants in her home. She would not have allowed it, she says, because she lives with her two daughters and her minor granddaughters. She explains that she let travelers prepare their food in her kitchen during the day, because they did not like the food given to them in the humanitarian center.

A combination of factors were what made her look like a criminal, she explains. For example, she held parties with Africans, family and friends of her husband. She even recorded videos of her sharing with them, but regrets not being able to recall or show them because the police confiscated her phones.

"The most important operations of these organizations are close to the Catem [Temporary Attention Center for Migrants] and it is because they know that this is where the migratory flow is," explains the deputy chief of the immigration police, Alonso Soto. This was how 'Mama Africa' worked, he says.

At one of those parties, she says, they named her ‘Mama Africa.’ "Among all of them [family and friends of her husband] they said 'ah, now we are like your children, you are our mother,'" she says.

That is why they believed she was a trafficker, López insists, because she was kind to her African husband's friends and family. Also because her eldest son, Bayron, had a history for the crime of smuggling of migrants.

“Bayron was in prison [in Liberia, Costa Rica] because he was with a man who was carrying some Nicaraguans [to Nicaragua and vice versa]. He crossed them, carried them through orange groves and they grabbed him. Bayron was little, he was barely 16, 17 years old,” she says, explaining that it was about ten years ago.

He was arrested a second time in late 2017, when he was 27 years old.

A Nicaraguan police report says that in September 2017, Bayron and two others transported a group of 13 African migrants in two cars through the department of Rivas, Nicaragua, near Costa Rica.

Police and the army held a checkpoint at the scene, but Bayron and the other coyotes didn’t stop, prompting a chase and bullet exchange. A 23-year-old African died. The police captured the coyotes and claimed that López was an accomplice to them. They cataloged her as "fugitive with residence in Costa Rica".

López denies having been with her son that day or involved in the smuggling of migrants.

In Nicaragua, Bayron was sentenced in the first instance to 23 years in prison: nine for unsuccessful homicide, eight for migrant smuggling and six for organized crime. When López was detained by the Costa Rican police in July last year, her son continued to pay a sentence in a prison in the neighboring country.

However, a Nicaraguan media outlet reported that two years later, two public defenders asked Managua Court of Appeals (TAM) magistrates to reverse the sentence because the case "demanded reasonable doubt."

According to the publication, one of the defenders was Amy Rayo who said that “at no time has the Office of the Prosecutor demonstrated the existence of organized crime because there is no evidence to show that they [Bayron and the other two suspects] have committed various crimes in distribution of functions under the hierarchy of a boss to attribute the offence of organized crime.”

There is no public or local Nicaraguan media report on what happened after the defenders' request to the TAM, but Ana Yansy López assures that the resolution was favorable to her son and that after that appeal he was released. According to her, Bayron straightened his life and today lives in La Cruz, Costa Rica, and is dedicated to selling lemons and curds.

The police investigation against 'Mama Africa' shows evidence that her other children, Indiana and Benjamin, detained in the July 30 police operation, had helped her moving migrants to accommodation houses and taking them to the coast or to the mountains to cross the border by sea or by land to Nicaragua. However, the Costa Rican Criminal Court released them while the judicial process progresses.

The Costa Rican police and prosecutors amassed a thick file against López. They say they have the evidence that she and her partners in crime coordinated the transfer and lodging of people, even since they were in Panamanian territory, because they had contacts on the border between Costa Rica and Panama. Each migrant was charged between $300 and $1,600 to take them north and crossed them both by land and by sea.

The police assures that they took migrants by boat across the Pacific, usually between 8 and 9 p.m., with a collaborator, apparently Nicaraguan, who was called "Alejandro, the boatman." In the investigation there are proof of telephone interceptions in which these movements are coordinated.

The authorities have López as a suspect in other cases related to the passage of migrants through the region. In 2017, a 4-year-old Congolese boy named Samuel Bienga Fernand and a man of unknown identity, died when they were being transported by coyotes along that same route, managed by López and her accomplices, from Costa Rica to Nicaragua by sea.

The Costa Rican coast guard police intercepted the two boats in which the two dead migrants were traveling. There were another 29 survivors and two coyotes and the police said the traffickers fled the scene.

López has another version of the events. She says that she did know the family of the boy Samuel -his pregnant mother, his father and his 9-year-old sister- but that she had nothing to do with taking them along the coast to Nicaragua.

"An African woman came here with her husband once," says López. “She had three children and they were going to travel and went to Puerto Soley [a beach in Costa Rica near the Nicaraguan border] (…) they were riding in a small boat and they were shot. I said, ‘Who do you think shot you?’"

López says that the Congolese replied: "I only saw people who put a large spotlight on us, they had weapons and the one who shouted was a woman." Mama Africa says that "it even gave her the chills." "I told her 'stay quiet because your child died and nobody is going to revive him." Later, she told her husband Mohamed that they had to give food to the family to help them. And then, says López, the family continued on their way.

According to the conversations that the police listened to during the time that her phone was intercepted, Ana Yansy López coordinated with migrants even though they were already crossing Honduras and Mexico. She even suggested to a Haitian migrant, surnamed Parison, to take care of himself in Mexico because there was "a lot of mafia" and, preferably, not to carry cash.

She asked others for videos in which they related their journey and where and how they were.

"They [López and her network] ask the migrants for a video when they are already on their way, which, presumably, they ask so they can show the relatives that they are doing well and that they have been reaching the countries as agreed ”, according to the investigative file of the prosecution and the police.

Investigators in the case verified with US authorities that several of the migrants that López and her network transferred, in fact reached their destination and several of them are today waiting to resolve their immigration situation in detention centers.

"I didn't charge them thousands and thousands"

'Mama Africa' contradicts the judicial interpretation of their conversations. She says that both she and her husband “Mohamed” always wanted to help the migrants. He was also investigated and accused by the Costa Rican police, but at the time of the simultaneous operations he had already gone to the United States. According to López, he is detained in that country.

"I said, 'I don't want to delay your American dream,'" López says, and then he left.

López says she met her husband because a Brazilian acquaintance introduced them to each other on Facebook, since then ‘Mohamed’ lived and worked in Brazil in a network company. She doesn't know how to explain very well what his job was about.

"The one I met was one who is still in Brazil, I think he was his boss," says López. "Then he told me that his friend ['Mohamed'] was coming here, and I said to him: I want to meet his friend and afterwards we started talking ”.

An investigation of this journalistic alliance, on how traffickers transport thousands of Africans and Asians annually across the American continent, found that Brazil has a concentration of leadership of criminal networks.

-Did they give you money?, we asked ‘Mama Africa’.

-You know what? Rather, I gave them money. When I had I gave them away. Even more to the Africans. Those people came limited of money, very limited (...) That's why I say, where do they get that I charged them thousands and thousands? (...) If that one came and said to me: 'Mama, look, I'm going to give you,' ”she says energetically.

"‘Thank you, you gave me US $20, it helps me for something," she replied, explaining that she did not charge them for giving them information. Only what they want to give her. "If one can help, helps," she insists.

She admits that a Nicaraguan army officer, her friend, has collaborated with migrants very close to her (she remembers two who were like her children) to guide them crossing the mountainous area that divides Costa Rica from Nicaragua. And she assures that her friend, the military man, told her that he could not take the migrants to the migration post because "migration had an order not to know anything about these people", and that she then recommended him to take them, personally, to Nicaragua and to ensure that nothing happens to “her children.”

"He told me 'we settle for a box of cigars, yes, they have to pay (...) I'm not going to make a profit, but at least they give me something," she says, adding that sometimes they gave $10 to the military. "Now it is more expensive for them," López explains, referring to the $150 that since 2018 (according to her and other border neighbors) the Nicaraguan government charges each person for legally allowing migrants to pass through their territory.

The Nicaraguan government did not answer to the inquiries that The Voice of Guanacaste made about this safe-conduct.

López insists that the passports that the police found at her home belong to friends and family of ‘Mohamed’, and that they left them there because they were going to lose them on the way. According to her, the US $11,000 in cash seized from her in the police operation in late July is from a vehicle she had recently sold.

She also shakes off her neighbor's judgments that that she is linked to drug trafficking. They say that, she explains, because the house was built just when ‘Mohamed’ came from Brazil. But she says she got it for her job selling clothes, shoes, and food.

She is concerned that the shackle she has had for nine months has tied her to her house and limits her to continue selling and earning a living for herself and her daughter with disabilities.

"They say that I was talking on the phone, because they had everything intervened," says López, almost ending the interview. “The moment they agreed to put me this on [the electronic anklet] it is because there is a question mark. There is not much hard evidence. There are no people [migrants] who come to say that they gave me thousands of dollars, " she says.

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López Martínez, 'Mamá África' wears an electronic ankle brace on his left foot, awaiting his trial at his home in the province of Guanacaste. Photography: César Arroyo / La Voz de Guanacaste

Perhaps it is true that, as she says, the ‘Mama Africa’ who lives in Costa Rica has not become a millionaire with the migrant smuggling, and perhaps she has even done free favors for African migrants. The evidence that the prosecution collected, however, points to the fact that she took economic advantage of especially vulnerable people, who do not even speak the local language, and who have been paying dearly for the right of way throughout the trip.

It remains to be seen what justice decides, but even if she was to be condemned as a local link in an international chain of migrant smuggling, the question still remains, if when the authorities break the criminal networks, the weaker pieces often are the ones that end up falling.

*Migrantes de Otro Mundo is a joint cross-border investigation by the Latin American Center for Investigative Journalism (CLIP) , Occrp , Animal Político(Mexico) and the Mexican regional media Chiapas Paralelo and Voz Alterna of the Red Periodistas de a Pie; Univisión Noticias (United States), Revista Factum (El Salvador); La Voz de Guanacaste (Costa Rica); Profissão Réporter de TV Globo (Brazil); La Prensa (Panama); Semana (Colombia); El Universo (Ecuador); Efecto Cocuyo (Venezuela); and Anfibia/Cosecha Roja (Argentina), Bellingcat (United Kingdom), The Confluence Media (India), Record Nepal (Nepal), The Museba ProjectCameroon). We were given special support for this project by the Avina Foundation and the Seattle International Foundation